La fría brisa
nocturna le sacudía el pelo de un lado a otro, arremolindándolo por
delante de su rostro e impidiéndole ver las pocas estrellas que
había en el cielo aquella noche.
Se pasó unos
cuantos mechones por detrás de la oreja mientras lágrimas caían
por sus mejillas. Las piernas le temblaban y los dientes le
castañeaban. De vez en cuando soltaba gemidos, casi inapreciables, a
causa del llanto.
El reloj tocó su
particular melodía y, desde allí, en lo alto de la torre, le
pareció que la música era aún más bonita que desde la calle.
Ya era la hora, tal
como lo había planeado todo. Echó un último vistazo a aquel paisaje lleno de edificios y se dió la vuelta, de cara a la pared. Cerró los ojos y
levantó los brazos, como un ángel desplegando sus alas. Suspiró y
dió un paso hacia atrás.
Su pie se apoyó
sobre el aire y su cuerpo cayó hacia abajo, atraído por el suelo.
o_o jo tio lo que dices hace pensar y es muy triste. Amo el texto y lo que dice.
ResponderEliminarBesooos preciosaaa ^^
Muchísimas gracias Irene :) Me alegro que te haya gustado ^^
EliminarBesos <3
ahhh por cierto te he nominado a un premio en mi blog y a una iniciativa. Pasatee
Eliminarhttp://mundoblogdeirpe.blogspot.com.es/2014/03/premiooo-inicitiva.html