martes, 25 de febrero de 2014

Don't be afraid of the dark



La fría brisa nocturna le sacudía el pelo de un lado a otro, arremolindándolo por delante de su rostro e impidiéndole ver las pocas estrellas que había en el cielo aquella noche.
Se pasó unos cuantos mechones por detrás de la oreja mientras lágrimas caían por sus mejillas. Las piernas le temblaban y los dientes le castañeaban. De vez en cuando soltaba gemidos, casi inapreciables, a causa del llanto.
El reloj tocó su particular melodía y, desde allí, en lo alto de la torre, le pareció que la música era aún más bonita que desde la calle.
Ya era la hora, tal como lo había planeado todo. Echó un último vistazo a aquel paisaje lleno de edificios y se dió la vuelta, de cara a la pared. Cerró los ojos y levantó los brazos, como un ángel desplegando sus alas. Suspiró y dió un paso hacia atrás.
Su pie se apoyó sobre el aire y su cuerpo cayó hacia abajo, atraído por el suelo.
Y mientras el resto de gente de la ciudad reía y lo pasaba en grande con sus amigos, un corazón dejaba de latir, consumido por la tristeza y la soledad.

3 comentarios:

  1. o_o jo tio lo que dices hace pensar y es muy triste. Amo el texto y lo que dice.
    Besooos preciosaaa ^^

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    1. Muchísimas gracias Irene :) Me alegro que te haya gustado ^^
      Besos <3

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    2. ahhh por cierto te he nominado a un premio en mi blog y a una iniciativa. Pasatee
      http://mundoblogdeirpe.blogspot.com.es/2014/03/premiooo-inicitiva.html

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